Garantizar que tus empleados cuentan con las habilidades blandas adecuadas mejorará su desempeño en el trabajo. Te explicamos qué son las habilidades blandas, por qué es importante formar al personal en esta materia y cómo puedes crear los recursos adecuados para sus necesidades de aprendizaje.
Las habilidades blandas, también llamadas competencias interpersonales o competencias sociales, son un conjunto de competencias esenciales que mejoran la capacidad de los empleados para trabajar con otras personas e incluso repercuten en su desempeño profesional. En el caso de las empresas, dotar a los empleados de competencias interpersonales favorece el entorno laboral y unos resultados empresariales óptimos. Pero ¿en qué consisten exactamente estas competencias sociales y cómo puedes desarrollarlas en el lugar de trabajo? En esta guía sobre formación en habilidades blandas, abordamos todo lo que necesitas saber al respecto, desde la definición básica de los conceptos de competencias sociales y competencias técnicas hasta los beneficios de la formación en habilidades blandas, así como algunos ejemplos de competencias interpersonales que contribuirán a un mejor desarrollo de tu equipo.
En términos simples, las habilidades blandas son el conjunto de habilidades relacionadas con las personas y las situaciones sociales, más que las habilidades técnicas de una persona. Algunos ejemplos comunes de competencias sociales son el desarrollo de relaciones, el trabajo en equipo, la comunicación, la resolución de problemas y el liderazgo. Formar a tus empleados en competencias interpersonales como las anteriores puede aportar un valor inmenso a la empresa. Más adelante, analizaremos en detalle la importancia de este tipo de competencias.
A diferencia de las competencias sociales, las competencias técnicas (también llamadas habilidades duras) atienden a la destreza técnica de una persona. Las competencias técnicas se pueden adquirir y desarrollar con la práctica constante. Además, suelen ser específicas de las funciones de un puesto de trabajo. Por ejemplo, la programación, el diseño gráfico y el análisis de datos son ejemplos de competencias técnicas. La evaluación de las competencias técnicas es muy sencilla —se puede hacer con una prueba o encargo—, por lo que es fácil certificar la habilidad de alguien en un campo específico. En cambio, evaluar las competencias sociales supone un mayor desafío, ya que están relacionadas con rasgos de personalidad y carácter únicos.
Existen muchos tipos de programas de formación en habilidades blandas, así que hemos reducido nuestra selección a las más esenciales. Estas son algunas de las principales competencias interpersonales en las que deberías formar a tus empleados:
Cualquier cargo empresarial puede beneficiarse de una buena comunicación, por lo que no es extraño que la comunicación ocupe el primer puesto de nuestra lista de las mejores competencias sociales. Las habilidades de comunicación no se limitan a hablar correctamente y transmitir un mensaje claro, sino que también implican practicar la escucha activa, es decir, escuchar atentamente a alguien para poder responderle de forma apropiada. Esto es clave para establecer relaciones sanas en el lugar de trabajo, ya sea con compañeros o con clientes potenciales y actuales.
Quizás saber colaborar con otras personas parezca una habilidad bastante básica, pero hay un motivo por el que probablemente te hayan inculcado esta competencia social desde el colegio. En general, debemos interactuar con otras personas y tejer relaciones de confianza todos los días. Al dotar a los empleados de esta habilidad blanda, los preparas para trabajar al unísono a fin de conseguir los objetivos del equipo y la empresa.
Los atrasos continuos y el número limitado de horas de la jornada laboral convierten la gestión del tiempo en una habilidad muy necesaria en cualquier trabajo. Al desarrollar esta competencia social, los empleados aumentan su productividad y mejoran la conciliación de la vida laboral y familiar. Además, de esa forma, tienen más margen para lograr sus objetivos de desarrollo personal y profesional.
No hace falta tener un cargo directivo para beneficiarse de las habilidades de liderazgo. Cualquier puesto que requiera delegar tareas, ofrecer orientación a los compañeros de equipo o clientes, o asumir la responsabilidad de tus tareas puede llevarte a ser un líder. Por añadidura, formar a los empleados en esta competencia social los capacita para recibir comentarios que quizás resulten incómodos, pero que son cruciales para mejorar el desempeño.
Las habilidades de negociación son una competencia social muy importante para las funciones orientadas a lograr acuerdos y cerrar negocios. Los puestos de ventas son un buen ejemplo, ya que los ejecutivos de cuentas a menudo tienen que negociar contratos importantes con posibles clientes de modo que ambas partes salgan beneficiadas.
Una buena presentación requiere algo más que mostrar un conjunto de diapositivas visualmente atractivas. Es importante saber cómo expresar los puntos clave para conseguir que el público preste atención durante toda la exposición y se lleve unas ideas claras cuando termine.
La inteligencia emocional (IE) es una competencia social básica para gestionar tanto las emociones propias como las de otras personas. Además, juega un papel importante en las interacciones en el lugar de trabajo, sobre todo, a la hora de evitar malentendidos. Cuando una persona se entiende a sí misma y empatiza con la gente que la rodea, es capaz de gestionar mejor sus relaciones.
El pensamiento crítico significa estar dispuesto a analizar los hechos para formarse un juicio fundamentado. Con frecuencia, también implica cuestionar nuestras opiniones y las de otras personas. Esta competencia es especialmente útil para tomar decisiones sin sesgos y, por lo tanto, más profesionales.
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En un mundo cada vez más digitalizado, la demanda de competencias técnicas en el lugar de trabajo no hace sino aumentar. Por ejemplo, para ser programador profesional, es imprescindible tener conocimientos de HTML y CSS. Debido a esto, es fácil pasar por alto la importancia de las competencias interpersonales en el lugar de trabajo.
Sin embargo, estas competencias pueden tener un gran impacto positivo. De hecho, juegan un papel fundamental en el crecimiento de un negocio y son directamente aplicables a ciertas funciones. A continuación, exponemos algunos ejemplos sobre cómo los programas de formación en habilidades blandas benefician a los empleados y a la empresa.
Como sucede con cualquier programa de desarrollo de habilidades, impartir formación en competencias sociales es una manera de invertir en el desarrollo profesional de tus empleados. Además de mostrar que tu empresa valora a los trabajadores, garantizas que estén al día de las habilidades indispensables para hacer su trabajo, lo cual puede reducir la necesidad de nuevas contrataciones en el futuro.
Aunque un buen servicio al cliente comienza con la contratación de las personas adecuadas, si proporcionas a tu equipo las competencias interpersonales pertinentes, tendrás la certeza de que todo el mundo sigue las mismas normas. Por ejemplo, las competencias sociales pueden ayudar a que todos los miembros del equipo muestren empatía a la hora de abordar las inquietudes de los clientes por teléfono. También contribuyen a que el equipo tenga las habilidades de escucha necesarias para identificar rápidamente qué le preocupa al cliente. En última instancia, las competencias sociales adecuadas conseguirán que tu equipo de servicio al cliente ofrezca una experiencia coherente con el sello de tu empresa.
Las habilidades de negociación y resolución de problemas son fundamentales para entablar una conversación de ventas eficaz con un posible cliente. Debes formar al equipo de ventas para que adquiera estas habilidades y sepa identificar los problemas y responder en consecuencia. De esta manera, también te aseguras de que el equipo es capaz de adaptar su argumento de venta tanto a los diferentes contextos como a las necesidades particulares de cada cliente.
Ahora que ya conoces las ventajas de la formación en habilidades blandas, es el momento de ver cómo puedes desarrollar estas habilidades en el lugar de trabajo. Las competencias sociales no son fáciles de evaluar ni de certificar, por lo que la mejor forma de transmitirlas a los empleados pasa por crear recursos rápidos que puedan consultar en el trabajo a fin de encontrar consejos y resolver sus preguntas. Por ejemplo,una opción sería crear una breve guía práctica para representantes del servicio al cliente en la que ofrezcas consejos de comunicación para abordar las inquietudes de los clientes por teléfono. Otra idea sería elaborar una lista para profesionales de ventas con las diferentes formas de responder a los problemas que pueden aparecer durante una llamada con un posible cliente.
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