Diferencia entre objetivos y resultados de aprendizaje
Antes de nada, veamos cómo se define cada uno de estos términos. Un objetivo de aprendizaje es el propósito con el que el instructor crea e imparte el curso. Abarca las cuestiones específicas que el instructor quiere abordar en su curso. Por su parte, los resultados de aprendizaje son las respuestas a esas cuestiones. Son los conocimientos o habilidades concretos y medibles que el alumno adquiere al hacer el curso.
Quizás te ayude pensar en estos dos términos desde dos perspectivas diferentes. Los objetivos de aprendizaje suelen definirse desde la perspectiva del instructor (qué quiere conseguir el instructor), mientras que los resultados de aprendizaje se establecen desde la perspectiva del alumno (qué aprenderá el alumno en el curso). Está claro que ambos términos están muy relacionados, ya que los objetivos del instructor se convertirán en los resultados del alumno, siempre y cuando el curso cumpla su función satisfactoriamente.
Hemos desarrollado Learning Objective Maker, una herramienta sencilla y gratuita que te ayudará a definir tus propios objetivos de aprendizaje y metas.
Ventajas de los objetivos de aprendizaje
Como hemos mencionado antes, los objetivos de aprendizaje contribuyen a que todas las partes involucradas tengan un propósito. Permiten que los autores y formadores se centren en ofrecer una experiencia atractiva a los alumnos, en vez de en los resultados. También benefician a los alumnos y a la administración. Analicemos qué ventajas aportan a cada grupo.
Ventajas para los alumnos
- Orientación: Los alumnos pueden hacerse una idea de las cuestiones que abordará el curso. Tendrán una idea más clara de qué habilidades o conocimientos adquirirán en el curso.
- Acción: Al saber de antemano cuáles son los objetivos de aprendizaje, los alumnos pueden elegir los cursos en función de sus intereses y metas. Pueden repasar secciones concretas del contenido, trabajar con determinados materiales, comprobar si necesitan otros métodos de aprendizaje, decidir qué secciones pueden omitir o evaluar su progreso durante el curso.
Ventajas para formadores y autores
- Planificación del contenido: Saber cuáles son las cuestiones que se quieren abordar en el curso o módulo probablemente facilitará la creación de contenido. Los formadores y autores pueden planificar de forma estratégica el orden de las secciones, determinar cuánto tiempo se tarda en completar cada una e incluso identificar qué información, componentes o imágenes son necesarios. En definitiva, tendrán una base de referencia para crear el contenido y sobre la que trabajar.
- Adaptación estratégica del contenido: Para los autores, los objetivos de aprendizaje pueden ser un requisito previo de cara al desarrollo de contenido de seguimiento. Proporcionan a los autores y formadores la oportunidad de evaluar si el contenido del curso recoge con precisión los comportamientos esperados. En función de esta evaluación, podrán adaptar el contenido de modo que esté más alineado con los objetivos o incluso crear los cursos de seguimiento pertinentes.
Ventajas para administradores y directivos
- Mejor evaluación: El objetivo de cualquier evaluación es supervisar el progreso del alumno y darle indicaciones. Este proceso se puede simplificar utilizando los objetivos de aprendizaje como una guía de calificación. La administración puede usar los objetivos de aprendizaje como el estándar para medir el progreso y los logros de los alumnos. Esto también contribuirá a que los alumnos reciban comentarios más precisos y relevantes.
Antes de definir tus objetivos de aprendizaje, debes identificar qué niveles de aprendizaje quieres que alcancen los alumnos. Para ello, el estándar que se usa en el sector educativo es la taxonomía de Bloom.
Qué es la taxonomía de Bloom
La taxonomía de Bloom es una herramienta ampliamente utilizada en el campo del e-learning para redactar objetivos de aprendizaje y evaluar el nivel de conocimiento adquirido por los alumnos en un área o materia.
Es una clasificación desarrollada originalmente por el psicólogo y pedagogo Benjamin Bloom en 1956. Clasifica y ordena jerárquicamente los objetivos de aprendizaje, en función del nivel de complejidad del proceso cognitivo que se necesita para adquirirlos. Estos niveles parten de los más básicos a los más complejos, y es necesario dominar un nivel para poder avanzar al siguiente. Estos son los seis niveles de la taxonomía de Bloom:
- Conocimiento: implica ser capaz de recordar información aprendida anteriormente y de reconocer hechos, conceptos y principios.
- Comprensión: se refiere a la capacidad de interpretar la información y explicarla con nuestras propias palabras.
- Aplicación: consiste en la capacidad de poner en práctica los conceptos y los conocimientos adquiridos en distintas situaciones y en usarlos para resolver problemas.
- Análisis: implica ser capaz de descomponer la información en partes y analizar las relaciones que existen entre ellas.
- Síntesis: implica ser capaz de combinar ideas o elementos para crear algo nuevo.
- Evaluación: se refiere a la capacidad de juzgar, valorar y justificar información o ideas.
Utilizar la taxonomía de Bloom en el diseño de cursos online es fundamental para establecer objetivos claros y medibles. Cada uno de estos niveles cognitivos se asocia con una serie de verbos que se pueden utilizar para expresar los correspondientes objetivos de aprendizaje.
En definitiva, esta estructura proporciona a los educadores una guía clara para redactar los objetivos de aprendizaje y seleccionar las estrategias y los recursos más apropiados para ayudar a los alumnos a alcanzar esos objetivos. Para facilitar todavía más esta tarea a los expertos en la materia (sin formación didáctica), Easygenerator ha desarrollado una herramienta para crear objetivos de aprendizaje que integra la taxonomía de Bloom y los correspondientes verbos asociados a cada nivel. Los autores podrán crear un objetivo de aprendizaje en cuatro sencillos pasos. Solo tendrán que indicar quiénes son los alumnos, seleccionar el nivel cognitivo que adquirirán y el verbo correspondiente e indicar cómo lo harán.
Consejos para redactar objetivos de aprendizaje
Las siguientes recomendaciones te ayudarán a redactar objetivos de aprendizaje claros y efectivos, con los que podrás planificar mejor tus actividades formativas o establecer criterios de evaluación coherentes:
- Define objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y que se puedan lograr en un plazo de tiempo realista.
- Indica claramente a quién está dirigido el objetivo, el conocimiento o conducta que esa audiencia debe demostrar, las condiciones en las que debe hacerlo y la actividad que debe llevar a cabo para conseguirlo.
- Utiliza verbos de acción específicos que describan claramente lo que los alumnos deben ser capaces de hacer al finalizar el curso.
- Utiliza verbos asociados al nivel cognitivo que esperas que los alumnos adquieran, de acuerdo con la taxonomía de Bloom. Por ejemplo, si esperas que los alumnos alcancen el nivel de conocimiento, utiliza verbos como «describir», «nombrar» o «reconocer».
- Utiliza un único verbo por objetivo y escríbelo en infinitivo.
- Asegúrate de que los objetivos se puedan evaluar de manera objetiva.
- Evita la ambigüedad y la vaguedad y deja claro qué resultado esperas que los alumnos consigan.
- Alinea los objetivos de aprendizaje con el contenido del curso y las actividades formativas para garantizar la coherencia.
- Considera el contexto y las necesidades de los alumnos al redactar los objetivos, adaptándolos a su nivel de conocimiento y habilidades previas.
- Revisa y ajusta los objetivos de manera periódica para asegurarte de que sigan siendo relevantes y estén alineados con los objetivos generales del curso.