A priori podrías pensar que los términos «objetivos de aprendizaje» y «resultados de aprendizaje» son sinónimos. De hecho, a menudo se usan indistintamente. Sin embargo, son muy diferentes. Este artículo analiza las diferencias y por qué debes conocerlas si quieres crear e-learning eficaz.
Antes de nada, veamos cómo se define cada uno de estos términos. Un objetivo de aprendizaje es el propósito con el que el instructor crea e imparte el curso. Abarca las cuestiones específicas que el instructor quiere abordar en su curso. Por su parte, los resultados de aprendizaje son las respuestas a esas cuestiones. Son los conocimientos o habilidades concretos y medibles que el alumno adquiere al hacer el curso.
Quizás te ayude pensar en estos dos términos desde dos perspectivas diferentes. Los objetivos de aprendizaje suelen definirse desde la perspectiva del instructor (qué quiere conseguir el instructor), mientras que los resultados de aprendizaje se establecen desde la perspectiva del alumno (qué aprenderá el alumno en el curso). Está claro que ambos términos están muy relacionados, ya que los objetivos del instructor se convertirán en los resultados del alumno, siempre y cuando el curso cumpla su función satisfactoriamente.
Hemos desarrollado Learning Objective Maker, una herramienta sencilla y gratuita que te ayudará a definir tus propios objetivos de aprendizaje y metas.
Como hemos mencionado antes, los objetivos de aprendizaje contribuyen a que todas las partes involucradas tengan un propósito. Permiten que los autores y formadores se centren en ofrecer una experiencia atractiva a los alumnos, en vez de en los resultados. También benefician a los alumnos y a la administración. Analicemos qué ventajas aportan a cada grupo.
Antes de definir tus objetivos de aprendizaje, debes identificar qué niveles de aprendizaje quieres que alcancen los alumnos. Para ello, el estándar que se usa en el sector educativo es la taxonomía de Bloom.
La taxonomía de Bloom es una herramienta ampliamente utilizada en el campo del e-learning para redactar objetivos de aprendizaje y evaluar el nivel de conocimiento adquirido por los alumnos en un área o materia.
Es una clasificación desarrollada originalmente por el psicólogo y pedagogo Benjamin Bloom en 1956. Clasifica y ordena jerárquicamente los objetivos de aprendizaje, en función del nivel de complejidad del proceso cognitivo que se necesita para adquirirlos. Estos niveles parten de los más básicos a los más complejos, y es necesario dominar un nivel para poder avanzar al siguiente. Estos son los seis niveles de la taxonomía de Bloom:
Utilizar la taxonomía de Bloom en el diseño de cursos online es fundamental para establecer objetivos claros y medibles. Cada uno de estos niveles cognitivos se asocia con una serie de verbos que se pueden utilizar para expresar los correspondientes objetivos de aprendizaje.
En definitiva, esta estructura proporciona a los educadores una guía clara para redactar los objetivos de aprendizaje y seleccionar las estrategias y los recursos más apropiados para ayudar a los alumnos a alcanzar esos objetivos. Para facilitar todavía más esta tarea a los expertos en la materia (sin formación didáctica), Easygenerator ha desarrollado una herramienta para crear objetivos de aprendizaje que integra la taxonomía de Bloom y los correspondientes verbos asociados a cada nivel. Los autores podrán crear un objetivo de aprendizaje en cuatro sencillos pasos. Solo tendrán que indicar quiénes son los alumnos, seleccionar el nivel cognitivo que adquirirán y el verbo correspondiente e indicar cómo lo harán.
Las siguientes recomendaciones te ayudarán a redactar objetivos de aprendizaje claros y efectivos, con los que podrás planificar mejor tus actividades formativas o establecer criterios de evaluación coherentes:
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Para los instructores y los autores de contenido, centrarse en los resultados es una buena forma de mejorar la eficacia de sus cursos, porque les ayuda a ponerse en la piel de los alumnos. Verbalizar conscientemente los resultados de aprendizaje te permite entender mejor cuál es tu propósito como instructor.
También son muy valiosos porque sirven a instructores, alumnos y administradores como criterios claros y medibles para evaluar si un curso ha cumplido su función o si es necesario mejorar el enfoque que se le ha dado al material. Si empiezas con un resultado de aprendizaje en mente, pero observas que el curso no consigue cumplirlo o lo hace con dificultad, significa que el planteamiento requiere unos ajustes.
Si eres responsable de formación, probablemente también pensarás en los resultados de aprendizaje en términos económicos. Al fin y al cabo, tu organización está invirtiendo valiosos recursos en su programa de formación. Por lo tanto, es importante que el contenido de formación ofrezca un buen retorno de esa inversión. Los resultados de aprendizaje constituyen ese retorno de la inversión.
Por lo tanto, contar con resultados de aprendizaje claros y medibles es fundamental para evaluar si merece la pena invertir tiempo y dinero en una actividad de formación concreta. Si un curso no consigue los resultados de aprendizaje esperados, será el momento de probar con otra estrategia.
Contar con resultados de aprendizaje claros aporta ventajas a las tres partes interesadas más importantes de cualquier programa de formación: los alumnos, los instructores y los administradores o directivos.
Por último, queremos presentarte también una serie de consejos que te ayudarán a redactar resultados de aprendizaje que indiquen claramente las habilidades y conocimientos que los alumnos adquirirán al completar una formación: